Exposición de bonsáis: madera y piedra
Del 10 de enero al 30 de marzo de 2025
Descubre un mundo en miniatura de belleza imperecedera en el que las piedras se convierten en montañas y los árboles elaborados detalladamente evocan bosques antiguos. Este invierno, experimenta la belleza serena del bonsái a través de 20 obras de artesanos de la Redwood Empire Bonsai Society y una muestra de piedras suiseki.
El suiseki significa “piedra de agua”. Esta piedra modelada por la naturaleza que se exhibe en bases de madera evoca montañas y paisajes naturales, lo que complementa perfectamente al bonsái. A través de esta manifestación artística japonesa, cuyo significado es “plantado en un recipiente”, se crean réplicas en miniatura de árboles adultos mediante la poda y el modelado cuidadosos.
Desde pequeños bonsáis shohin hasta especímenes más grandes, encontrarás árboles nativos de Asia y California tales como pinos, olmos y secuoyas. Disfruta un té, explora un jardín de rocas zen, únete a demostraciones de bonsái o escribe haikus en el bosque de secuoyas. Consulta nuestro calendario para obtener más detalles.
Te damos la bienvenida al Jardín Botánico de Sonoma, donde la belleza natural florece a lo largo y ancho de 67 acres de plantas nativas de Asia y California. En colaboración con la Redwood Empire Bonsai Society, te invitamos a reflexionar sobre los detalles más atractivos de la naturaleza mediante el arte de los bonsáis y el suiseki.
Tanto el bonsái, la práctica de cultivar y moldear árboles en miniatura, como el suiseki, la apreciación de piedras naturales, honran la naturaleza al destacar el equilibrio, la armonía y la belleza imperecedera. Cada árbol y piedra elegido cuidadosamente para su exhibición cuenta una historia y captura la esencia de los bosques antiguos o las imponentes montañas.
Mientras estás aquí, participa en actividades para sumergirte en estas tradiciones: explora un jardín zen, disfruta un té, asiste a demostraciones de bonsáis o intenta escribir haikus debajo de las secuoyas.
Te invitamos a relajar, mirar con atención y reflexionar sobre estas manifestaciones artísticas intrincadas que profundizan nuestra conexión con la naturaleza.
Un patrimonio vivo en miniatura
Orígenes antiguos
Los orígenes del bonsái se remontan a la China de la dinastía Han (del 206 a. e. c. al 220 e. c.) y la práctica penjing, la creación de paisajes en miniatura que representan el yin y el yang, el equilibrio entre los opuestos. Los artistas del penjing solían presentar árboles, rocas, elementos acuáticos y, a veces, figuras en miniatura para evocar la belleza natural y la conexión espiritual con la naturaleza. Más tarde, los inmigrantes chinos llevaron este arte a Japón, donde evolucionó hasta convertirse en lo que hoy conocemos como el bonsái.
Simplicidad y tranquilidad
Bajo la influencia del budismo zen, el bonsái se adaptó para hacer hincapié en la simplicidad, la armonía y la profunda apreciación de la naturaleza. Los monjes zen en el período Kamakura (1185-1333) vieron la creación de estas esculturas vivas como un camino hacia la iluminación, ya que enseñaba paciencia y conciencia plena. La forma intrincada del bonsái reflejaba la disciplina necesaria en la meditación zen.
Obras maestras exquisitas
A lo largo de los siglos, esta manifestación artística continuó evolucionando en Japón. En el período Tokugawa (1603-1868), las familias nobles competían para crear los especímenes más exquisitos mediante técnicas y formas específicas con el fin de demostrar estatus y prestigio.
Belleza imperecedera
La popularidad del bonsái se extendió a nivel mundial y, hoy en día, sigue siendo una manifestación artística célebre. Los artistas del bonsái contemporáneos fusionan las técnicas antiguas con la sensibilidad moderna para crear un diseño diverso de estilos y expresiones. La colección que ves aquí fue cultivada cuidadosamente por los miembros de la Redwood Empire Bonsai Society.
Darle forma a la serenidad
En los estilos contemporáneos de bonsái, se suelen seleccionar técnicas de varias formas tradicionales, mientras se examina lo que cada planta puede ofrecer y se sigue el curso de su crecimiento natural.
Hokidachi
Este estilo, que se caracteriza por el tronco recto y erguido, con ramas que irradian hacia afuera en una forma de escoba simétrica, emana una sensación de orden y equilibrio.
Chokkan
El epítome de la gracia y la simetría, el bonsái vertical formal se yergue con el tronco recto y erguido, con ramas equilibradas y separadas de manera uniforme.
Moyogi
El bonsái vertical informal, que presenta un aspecto orgánico y natural, ostenta un tronco ligeramente curvado, que serpentea hacia arriba, y ramas que lucen una forma más relajada y menos estructurada.
Shakan
El bonsái de estilo inclinado cae con gracia a la vez que mantiene una sensación de equilibrio, que suele retratar la resiliencia de la naturaleza frente a las fuerzas externas.
Han-Kengai
En un equilibrado compromiso entre la forma vertical y la cascada, el bonsái en semicascada se caracteriza por tener un tronco que se inclina en un ángulo, mientras que las ramas se extienden delicadamente como en una cascada.
Bunjingi
Con su tronco y ramas serpenteantes y caprichosos, el bonsái de estilo literati evoca una sensación de sabiduría añeja y expresión artística.
Fukinagashi
Con una forma elegante que revela el efecto de erosión del viento de las fuerzas naturales, el bonsái de estilo barrido por el viento presenta un tronco y ramas dinámicas que se inclinan en una dirección, lo que demuestra resiliencia.
Kabudachi
El estilo de bonsái de varios troncos, que se destaca por tener múltiples troncos que surgen de una base raíz común, ofrece una cautivante representación de la interconexión.
Yose-ue
Con la armoniosa coexistencia de varios árboles dentro de un mismo recipiente, el bonsái de estilo bosque imita el encanto de un bosque o una arboleda en miniatura y simboliza la interconexión de la naturaleza.
Otras formas tradicionales comunes incluyen cascada (Kengai), de doble tronco (Sokan), árbol en una roca (Seki-joju), enraizado en una roca (Ishituki), balsa (Ikada buki) y madera muerta (Sharimiki).
¿Qué es el suiseki?
El suiseki es el arte japonés que consiste en apreciar la belleza y el significado simbólico de las piedras naturales. Surgió a partir de las piedras esculturales chinas gongshi y evolucionó como una práctica mejorada durante los tempranos intercambios entre Japón y China en el siglo VI. Las piedras suiseki suelen exhibirse en bases de madera llamadas daiza o en bandejas de cerámica o bronce conocidas como suiban o doban. Esto permite que los espectadores se sumerjan en los paisajes en miniatura o las formas simbólicas que evocan estas piedras.
La principal atracción del suiseki se basa en el color, la textura y la forma de las piedras, que suelen parecer paisajes naturales, tales como montañas, islas o cataratas. Algunas piedras tienen formas abstractas y se parecen a estructuras o animales, lo que hace volar la imaginación de los espectadores. Estas piedras se encuentran en lechos de río, costas del mar y paisajes cársticos, que se forman cuando se disuelven rocas solubles. Tienen mayor valor cuando se encuentran en su estado natural, inalteradas, a excepción de modificaciones ocasionales que se hacen para que entren en la base.
Esta manifestación artística se considera una práctica meditativa que inspira una conexión profunda con la majestuosa naturaleza a partir de una pequeña piedra. El suiseki ofrece una reflexión poética sobre la naturaleza e invita a los espectadores a apreciar la inmensidad del mundo natural en miniatura.
La esencia del suiseki
Las piedras suiseki inspiran la imaginación del espectador, ya que sus formas, texturas y colores crean paisajes, montañas y otros escenarios naturales.
Cinco propiedades claves del suiseki
El suiseki comprende cinco factores esenciales: forma, material, color, textura y antigüedad. Se prefieren las piedras con materiales resistentes, de colores tenues u oscuros, especialmente el negro, ya que resaltan la profundidad y el misterio. La textura debe ser prolija. Es mejor que tengan una apariencia añeja o pátina, lo que suele lograrse mediante el yoseki, un proceso mediante el cual se pulen las piedras al exponerlas de manera regular a elementos naturales, como la luz solar y el agua, al igual que con la cultivación de bonsáis.
Exposición del suiseki
En los hogares japoneses tradicionales, suele haber un rincón tokonoma donde se exhibe el suiseki. Las piedras pueden estar en una suiban, es decir, una bandeja de cerámica, y suele haber arena alrededor de la piedra que representa un espacio abierto. También pueden colocarse en una base de madera a medida, conocida como daiza. La piedra es el punto principal y suele complementarse con alguna planta importante o un pergamino colgado para resaltar la estética natural.
Conexión con el bonsái
Como el bonsái, el arte del suiseki engloba un profundo respeto por la naturaleza. Mientras que el bonsái representa árboles viejos respetados, las piedras suiseki evocan paisajes amplios en pequeña escala. Ambos invitan a contemplar la esencia de la naturaleza en miniatura, lo que refleja la armonía entre la madera y la piedra.